Comportamiento inesperado y qué hacer al respecto

Para los cuidadores puede que el comportamiento de las personas con demencia sea sorprendente e inesperado. Tienen que hacer frente a problemas emocionales relacionados con la demencia, como:

Rabia y frustración.

La ira a menudo surge como consecuencia a sentirse asustado, frustrado, avergonzado o humillado.

Lo que podría parecer una agresión aleatoria podría ser el resultado de algo en el ambiente. Nuevos sitios, extraños, actividad y ruido pueden ser una distracción o una molestia.

Algunas personas con demencia pueden también enfadarse o frustrarse cuando un cuidador intente asistirles, por el hecho de que no poder realizar una tarea por si solos.

Los cuidadores deben tratar de solucionar las tareas complejas en pasos manejables más pequeños para evitar la frustración o el agobio. Darles a los receptores del cuidado la opción de tomar sus propias decisiones. Incluso cuando se trata de asuntos pequeños.

Depresión

La depresión, como ya mencionada anteriormente, es común en personas con demencia. El sentimiento de aislamiento social y pérdida de control que viene con el progreso de la demencia puede contribuir a depresión y soledad. Puede ser difícil de distinguir depresión de demencia porque algunos de los síntomas son iguales, como apatía, pérdida de memoria, o problemas para dormir (insomnio).

Los cuidadores que detecten que el receptor del cuidado padece depresión, debe hablar con un médico para determinar si es necesario algún tipo de tratamiento médico o asesoramiento. Los cuidadores deben también hacer un mayor esfuerzo para mantener a la persona activa y socialmente involucrada.

La ansiedad y el aferramiento.

La ansiedad puede deberse a la dificultad de procesar información y experiencias, tanto antiguas como nuevas. Nuevos lugares y rostros pueden ser inquietantes para las personas con demencia, especialmente cuando sus recuerdos de lugares y rostros familiares se desvanecen. Algunas personas responden a la ansiedad caminando, padeciendo insomnio o inquietud; otras pueden optar por aferrarse a objetos o individuos familiares.

Lo mejor que los cuidadores pueden hacer por una persona que se siente ansiosa, es tranquilizarlas y recordarles cuánto les importa. Puede ser útil para llegar a actividades pacíficas y de distracción.

Cambios de humor.

A veces las personas con demencia muestran cambios de humor porque se sienten frustrados por la pérdida de capacidades. A veces solo están asustados, confusos o cansados. Los cambios de humor también pueden ocurrir porque una persona siente dolor, tiene demasiado frío o calor, tiene hambre o está aburrida. Otras posibles explicaciones incluyen trastornos psiquiátricos no tratados, dietas, cafeína, sentirse apurado, confusión, ruido y sobre estimulación general. La demencia puede reducir las inhibiciones de una persona o el “filtro” cuando se trata de expresar emociones, lo que resulta en un aumento de llanto o arrebatos de ira.

Trate de aceptar que los cambios de humor son causados por la demencia y no son actuaciones a propósito. Para disminuir la gravedad de los cambios de humor y hacer que sean menos frecuentes, conocer los gustos de la persona puede ser clave, por ejemplo, saber qué es lo que le calma, lo que le molesta, momentos del día en que el individuo es más propenso a actuar, música y actividades favoritas, etc. Esto permite al cuidador predecir cuándo podrían ocurrir problemas de humor, hacer lo mejor para evitarlos, y si ocurren, saber qué podría calmarles. Minimice distracciones y ruidos, y sé paciente.

El video “Henry Alive Inside” muestra la influencia de la música en el comportamiento de una persona muy pasiva.

https://www.youtube.com/watch?v=UlWBmUUutL0

Ejemplos

Caso 1:

Una persona en una residencia de ancianos con demencia de Alzheimer es asistida diariamente con higiene personal. Es capaz, y le gusta, ir al baño por si sola. Sin embargo, en medio del proceso empieza a gritar «ayuda» para que se pueda escuchar por todo el hogar de ancianos y se ve asustado. El asistente social y sanitario que va a ayudarle no puede dar crédito a lo que está pasando. En medio de la discusión se da cuenta de que él siente que todo va demasiado rápido para él y no puede soportarlo más, así que grita pidiendo ayuda.

Su necesidad es que el cuidado vaya a un ritmo en el que pueda colaborar y no sentirse «atropellado» y que su larga latencia se tenga en cuenta. El asistente es ahora consciente de esto, la persona se está preparando antes de entrar y todo se hace ahora a menos de la mitad del ritmo que antes. Cuando lo hace, puede completar la atención sin que la persona grite o se asuste.

Otro ejemplo de una necesidad que no se cumple:

Caso 2:

Una persona en una residencia de ancianos padece demencia vascular. Es una persona dulce y amable. Ha sido vigilante nocturno en un periódico toda su vida. No es muy sociable y no le gusta estar con los demás. Su capacidad para funcionar es muy variable. El cuidador de la noche le ayuda a acostarse.

Se altera a las 8 de la tarde. Toma algo de comer y bebe mucho café, cola y cerveza. El personal raciona sus bebidas, ya que tuvo una enfermedad cardíaca y no se las puede administrar por sí solo. El problema es que está constantemente gritando “Hola”. Los cuidadores se ponen a prueba poniéndose en contacto con él por un período muy estructurado de duración variable. El personal descubre que hacen falta 15 minutos de contacto con la persona antes de que se sienta tranquilo y a gusto. Le ayudan y ya no grita. Durante la noche se planean 15 minutos de contacto más de una vez para que no se sienta solo y grite.

Caso 3:

Un residente en un hogar de ancianos con demencia de Alzheimer con gravedad moderada se sienta en el pasillo de fuera de la residencia gritado “Hola, hay alguien ahí” todo el rato. Los demás residentes se enfadan con ella y le piden que se calle porque es horrible escucharla. Cuando dicen eso, les mira incompresiblemente y luego continúa gritando. Los gritos pueden ser para establecer contacto con otras personas, por lo que la persona grita, incluso si este contacto es negativo.

Los cuidadores sistematizan su contacto con ella de modo que ella consigue contacto en momentos específicos y el contacto no sea el gritar.

Caso 4:

Un residente en un hogar de ancianos con demencia de cuerpo de Lewy, ha vivido en residencias durante cinco años. Tiene una mujer que le visita junto con su perro y tienen una hija fallecida. Él es usuario de silla de ruedas y tiene muchos problemas espaciales y de movimiento. Ha habido problemas de higiene personal por un tiempo. Se enfada mucho y ataca a los que le ayudan. Hablan mucho y tratan de distraerlo, pero está muy asustado y parece tímido al tacto.

Los cuidadores ahora están planeando un enfoque diferente a la persona. La persona está muy molesta en su percepción del espacio y no puede sentirse a sí mismo cuando se eleva en una grúa. Decidieron asegurarse de que todo esté recogido y ordenado antes de comenzar el cuidado personal, incluyendo los trapos mojados. Ralentizaron significativamente el ritmo. Limitaron la conversación a qué era lo que necesitaban y uno facilita el higiene mientras que el otro mantiene el contacto visual con él. Resultó que pudo lavarse él solo con la ayuda de un espejo. Él respondió con lágrimas, alegría, sonrisas, y se le llenaron los ojos de vida.

Caso 5:

Una mujer de 81 años con demencia de Alzheimer. Está viviendo en una residencia de ancianos junto a su esposo, pero no en el mismo apartamento. Él sabe que es su mujer y trata de ayudarle, pero ella no sabe que es su esposa. Tienen una hija con la que tiene buena relación y viene todos los días. La mujer ha trabajado como cuidadora de día. Es una persona feliz y amable, fácil de hacerla sonreír. Sufre de artritis y es usuaria de catéter y padece incontinencia. Es muy tímida y vergonzosa. Fue violada y le ha dejado secuelas. Durante el cuidado personal está muerta de miedo y grita durante todo el proceso de la higiene. La forma en que los cuidadores manejan esto es uno quitando el edredón y el otro sosteniendo sus manos lejos del pañal. Le explican constantemente lo que hacen.

Los asistentes deciden cambiar el método del cuidado. Bajan el ritmo de la acción. Uno de ellos mantiene constantemente el contacto visual con la persona y no habla durante todo el proceso. El otro, enrolla la colcha desde abajo para que la persona pueda abrazarla constantemente, incluso cuando tiene que girar. También significa que no pueda ver al cuidador que la lava. Además, el personal se ocupa de tocarla una sola vez para que no sienta que está siendo abusada. Estos cambios significan que el personal pueda completar los cuidados personales sin que la persona grite una sola vez.

Las personas con demencia tienen mayor vulnerabilidad y menor tolerancia al estrés. Uno puede reducir el ruido y los estímulos en el entorno.